Franquicias La Casita de Kitty. Entrevistamos a su Dpto. de Expansión, Alberto H. Pérez
Primeras valoraciones de tu llegada a La Casita de Kitty
Han sido días de mucho trabajo porque aunque, nos conocemos desde hace años, la toma de contacto con todos los Departamentos de la Central ha sido muy intensa.
Conocer el funcionamiento y el engranaje de la compañía me permite marcarme mis propios objetivos y saber que la exigencia es muy alta.
De esta manera puedo afrontar mi trabajo con una gran motivación.
¿Qué opinión tiene del mundo de la franquicia?
En una situación socioeconómica tan complicada como la que venimos padeciendo, hay realmente pocos sectores que puedan presumir de un crecimiento año tras año; es un sector que facturó el pasado año, 19.000 millones de euros y dio empleo a 217.000 personas en este país y esto nos da una idea de la dimensión de negocio que estamos hablando.
Pero no hay que dejarse llevar únicamente de los números del sector.
¿A qué te refieres? ¿Qué otros factores hay que tener en cuenta?
Me refiero a que el inversor no puede ampararse únicamente en la fortaleza del sector de la franquicia sino que debe buscar la enseña que realmente suponga un manto protector para su inversión.
En este corto tiempo he podido ver como se anuncian a bombo y platillo aperturas de tiendas en base, por ejemplo, a una supuesta libertad de compra. Habría que definir en primer lugar el término franquicia. Franquicia no es abrir tiendas con el único nexo común de un nombre sino de una cultura corporativa, de una imagen de marca, del hecho de que todas nuestras tiendas, y digo todas son exactamente iguales y venden los mismos productos. Porque sino, ¿qué sentido tiene invertir en una franquicia?.
¿Pero puede parecer que al franquiciado le falta libertad entonces?
No es falta de libertad, en realidad estás “asegurando” tu libertad porqué cuando pagas un cánon de entrada a un negocio, estás pagando por entrar en un negocio de reconocido éxito, en el que vas a obtener los beneficios necesarios para tener el futuro asegurado. Y no hay mayor libertad que no tener sobresaltos económicos y más en estos tiempos.
Si únicamente le estás pagando un nombre, que en la mayoría de las veces no tiene reconocimiento alguno en tu localidad, vuelvo a insistir en que no tendría ningún sentido franquiciar.
En eso, las grandes compañías son un ejemplo a seguir; te tomas el mismo café Tostado Medio en un Starbucks en Madrid que en uno en Londres.
¿Por qué habría que elegir La casita de Kitty?
En primer lugar, aconsejo realizar un riguroso análisis de todas y cada una de las enseñas que ofrecen servicios similares.
Nosotros tenemos claro en qué “liga jugamos” y puedo decir que nuestros emprendedores están más cerca de la Champions que de otra cosa.
No es por capricho que tengamos nuestros propios almacenes de producto arriesgando de este modo nuestro capital; sabemos con qué productos los miembros de nuestra gran familia van a rentabilizar sus inversiones.
Por último, ¿qué perfil tiene el franquiciado hoy en día?
Ha cambiado, sin lugar a dudas; estamos antes emprendedores que buscan autoempleo por lo que orientan su búsqueda de negocio hacia marcas rentables, de fácil gestión y que limiten al mínimo la inversión a realizar. Y esto es precisamente lo que ofrecemos desde La casita de Kitty.
Ofrecemos del mismo modo sinceridad y honestidad puesto que en ocasiones hay que rechazar aperturas porque las condiciones no son las idóneas y no podemos garantizar la viabilidad del negocio.
Hay una serie de condiciones que para nosotros son fundamentales; una es por ejemplo los habitantes mínimos de la localidad. Sabemos que otras enseñas no le dan importancia abriendo establecimientos en localidades realmente pequeñas en las que es imposible rentabilizar la inversión por los bajos ratios de compra que van a tener.
Nuestro lema es y seguirá siendo CALIDAD antes que CANTIDAD. Preferimos 25 unidades de venta totalmente estables a 50 que se tambaleen. Porque detrás de estos números están las familias que confían en ti todos sus ahorros e ilusiones.