Franquicias La Tablería. Entrevistamos a su Director Franquicia, Pedro Labarta

¿Qué distingue al negocio que propone La Tablería?

Trabajamos con tablas a medida, de medio metro para 2 personas, de 1 metro para 4 y de metro y medio para 6, con un surtido de tapas variado.

Aunque yo tengo 35 años, es un negocio probado, pues llevamos ya 15 años con él, y en 8 de ellos figuramos en la Guía Michelin verde.

¿Qué ventajas tiene para el franquiciado?

Debido a la coyuntura actual, el consumidor final, a la hora de salir, es mucho más selectivo, y está mucho más atento a la relación
calidad-precio. Precisamente por este motivo nosotros esperamos un incremento del número de visitantes de nuestros establecimientos, pues tenemos un tique medio bastante bajo, de unos 15 euros.

¿Quiere decir que ahora están teniendo más afluencia de público?

Reconozco que este invierno ha sido de los peores inviernos que hemos pasado, pero cuando el clima ha acompañado la respuesta del público ha sido impresionante. Por ejemplo, el pasado verano y esta Semana
Santa han sido excepcionales, porque ahora la gente va a los sitios en los que sabe que no la engañan. De ahí que hayamos incrementado nuestras ventas cuando ha empezado a salir.

Su previsión de crecimiento, con dos aperturas, es muy moderada.

Pensamos crecer, pero poco a poco; no queremos batir récords. Los
franquiciados deben recibir una buena formación para que tengan una base sólida, pues de su éxito depende el nuestro.

Además, tengo muy claro que no me puedo equivocar con la primera franquicia, porque es la más importante y, aunque siempre hay un riesgo, voy a hacer todo lo posible para que salga adelante.

¿Qué tal ha sido la respuesta de los candidatos?

Más o menos hemos tenido un millar de contactos en un año, que es mucho para una pequeña empresa como la nuestra, pero de calidad solo ha habido 4 ó 5.

De momento ya hemos firmado la primera franquicia en Altea, en Alicante.

¿Es gente del sector?

Son dos hermanos, uno profesor y el otro empresario, pero de otro sector. Sin embargo, quienes van a trabajar en el negocio son personas de su familia cercana que ya se han dedicado a la hostelería.

¿Por qué han puesto un límite a la edad mínima del franquiciado entre 30 y 35 años?

Porque es muy complicado encontrar gente de 25 años que sea responsable. Yo lo sé porque he pasado por eso. Un negocio de hostelería exige mucho tiempo, y cuando todos están de vacaciones,
tú tienes que trabajar.

Es un sector muy sacrificado, y a una edad tan joven no estás preparado para sacrificarte.